Me había prometido ofrecer básicamente lo bello de mi Tierra, que, en realidad, es todo: sus campos, sus picos y montañas, sus jalcas y sus valles, sus manantiales, sus amaneceres, sus ocasos, su gente común, la inocencia de sus niños y la Lluvia, que es quien remoza toda esta maravilla; pero tengo la desventaja de ver cada nuevo día esta imagen de esa otra "lluvia" de mi Chota citadina (Tenemos que cambiar). Pero AMO LA LLUVIA, la verdadera Lluvia, como a nada, y, a propósito que ella vuelve en su nueva temporada, le doy la bienvenida en este nuevo Septiembre para que la visión Esmeralda que un día tuviera Akunta nos deje otra vez eternamente extasiados.


LLUVIA
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Con sus flechas incansables
la lluvia de enero ataca;
y, dos estoicos soldados,
las torres de calamina,
nos defienden de los dardos.
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Bajo un sombrero de paja
como de junco maltrecho,
mi chocita se acurruca
contra la furia que lanza
inclemente el dios del agua.
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La otras casas resisten
con sus escudos de grana,
y airosamente triunfan
en esta cruda batalla.
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Avergonzado y vencido,
impotente el dios del agua,
ya sus lágrimas derrama
y en el río muerto acaba.
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De esta lucha que es eterna
nace el alma del chotano,
que es limpio, tenaz, rebelde...
estoico cual espartano.
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: César Gilberto Saldaña Fernández